6 de julio de 2011

IV: Rojo carmesí

Advertencia: este relato forma parte de una historia, quizá deberías leer desde el principio...

El olor metálico de la sangre empezaba a llenar toda la habitación. Nunca había estado tan alterada, pero tranquila al mismo tiempo. Tenía un cadáver a sus pies, sin embargo, le consolaba saber que no era el suyo.

Su cuaderno estaba encharcado, sus hojas, inservibles. Solo quería seguir escribiendo, durante tanto tiempo que una vez de vuelta a aquel lugar, nada pudiera hacerle salir de él.

Clavó sus rodillas en el frío mármol y, con el dedo índice, retomó la historia. Ahora, todo se teñía de rojo carmesí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario